No son buenos años para el sector pesquero y las familias que viven de él que se han visto afectadas en los últimos años. Así lo demuestran los datos que corroboran que Gandia no se está librando de este «momento difícil porque el sector primario está en decadencia», como apuntó el secretario de la cofradía de pescadores, Enrique Ferrer, quien añadió que desde 2015 han disminuido las embarcaciones un 40%.
Una situación que afecta a todo el sector en el mediterráneo y que está condicionado por varios factores, entre ellos la falta de relevo generacional ya que los hijos ya no suceden a los padres en este trabajo. A todo ello hay que sumar que se trata de una «labor muy dura».
A este principal inconveniente se añaden otros como los títulos necesarios para poder faenar en el mar. «Es complicado sacarse todos los títulos para trabajar en el mar, donde cada vez se piden más cosas y se facilita menos el acceso al sector. Es necesario una formación básica, y sólo un simple marinero tiene que tener dos titulaciones y eso es complicado de conseguir», explica el secretario de la cofradía, quien puntualiza «imagina la cantidad de cosas que se le pueden pedir a un patrón».
El pescado de la lonja garantiza la frescura y calidad porque es capturado el mismo día
Al mismo tiempo, Ferrer lo compara con otras profesiones y apunta que para trabajar en la recolección de naranja «sólo es necesario unos alicates». «Si a todo esto le sumamos que la rentabilidad no es muy alta, pues es cierto que estamos atravesando un momento difícil y que continuará si no hay cambios».
Otro de las culpables de la crisis del sector a quien apunta Ferrer es a Europa y a sus directrices administrativas. «Parece que todo está auspiciado para que la flota desaparezca», lamenta el secretario de la cofradía quien explica que en los últimos años se han concedido ayudas «muy generosas para el desguace de la flota, además de beneficios fiscales». Una actuación que ha calificado de «contradicción» ya que hace casi una década se dieron ayudas que alcanzaron el 30% del coste para «la construcción de embarcaciones nuevas y seguras para renovar la flota y ahora desaparecen y se premia todo lo contrario».
EtiquetajePara hacer frente a todas las trabas desde la cofradía siguen defendiendo la «calidad y frescura» de sus productos. Una batalla contra la que también tienen que luchar a diario tras la eliminación hace unos años de la obligatoriedad de poner en el etiquetaje la fecha de captura y el puerto de desembarque.
La nueva normativa perjudica a embarcaciones como las de Gandia que salen a faenar y regresar al mar en el día, por lo que la frescura del producto está totalmente garantizada, y no como otros barcos de diferentes zonas de España u otros países que salen al mar durante varios días y traen a puerto una captura que no es diaria. «Ahora este etiquetaje no es obligatorio aunque en la Comunitat es la única donde se pone la fecha y el puerto, pero no es obligatorio y de ese modo a quien no le conviene no lo pone», lamenta el secretario.
Para Ferrer pronosticar cómo será el 2020 en el sector pesquero es como «predecir el tiempo porque todo es muy relativo y es una incógnita total». Según explicó el secretario de la cofradía hay «mil factores que influyen», sobre todo la climatología.
Unas condiciones meteorológicas a las que han tenido que hacer frente en 2019 que ha sido un año con «muchos temporales y que no ha ayudado a ningún arte de pesca porque ha habido muchos días en los que no han podido salir a faenar». «Las capturas del año pasado no han sido muy buenas. Está afectando el cambio climático y ya se observa un aumento de la salinidad del agua, así como de la temperatura», apuntó.
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